Amor Después de una Gran Pérdida: Encontrar Compañía y el Reto de Ser Comprendidos






Perder a una pareja de muchos años es uno de los eventos más dolorosos y transformadores que alguien puede experimentar. Después de años de compartir la vida, los sueños y el día a día con una persona, la muerte trae un vacío y una profunda necesidad de sanar. Sin embargo, cada persona afronta esta etapa de manera diferente, y algunos, al sentirse listos para seguir adelante, pueden encontrar consuelo en la búsqueda de una nueva relación o compañía. Esto, sin embargo, no siempre es fácil de aceptar para los hijos adultos u otros familiares cercanos.


La historia de alguien que, después de más de un año del fallecimiento de su pareja, decide abrirse a la posibilidad de una nueva relación y enfrenta el rechazo de sus hijos es una situación común. Este escenario plantea preguntas difíciles sobre el amor, el duelo y el derecho a seguir adelante. ¿Por qué es tan complicado para algunos hijos aceptar que su padre o madre rehaga su vida amorosa después de una pérdida? ¿Qué se puede hacer para abordar estos sentimientos de manera saludable?


El proceso de duelo: diferente para cada persona

El duelo es un proceso único e íntimo. Cada persona lo experimenta de acuerdo con su propia naturaleza emocional, sus valores y sus experiencias previas. Para quien ha perdido a su pareja, puede ser un proceso aún más desafiante debido a la intensidad de la relación que compartían. Sin embargo, encontrar una nueva compañía no significa que la persona haya olvidado a su pareja fallecida, sino que está buscando adaptarse a su nueva realidad y llenar un vacío emocional.

Para los hijos, la situación puede ser interpretada de una forma muy diferente. Ellos ven a su padre o madre con otra persona y sienten que esto es una traición al recuerdo de su madre o padre fallecido. Pueden pensar que es demasiado pronto o que su padre está “reemplazando” a su madre, aunque esta no sea la intención.


La perspectiva de los hijos 

El dolor que sienten los hijos ante la pérdida de uno de sus padres es también profundo y puede ser una de las razones detrás de su rechazo hacia la nueva relación de su padre o madre. Este rechazo a menudo está cargado de emociones como la tristeza, la confusión y, en algunos casos, el enojo. Estos sentimientos pueden estar ligados a distintas causas:

  1. Lealtad al padre o madre fallecido: Para muchos hijos, ver a su padre con otra persona puede sentirse como una traición al recuerdo de su madre. Pueden pensar que es demasiado pronto o que su padre está “reemplazando” a su madre, aunque esta no sea la intención.

  2. Miedo a perder la conexión familiar: A veces, los hijos temen que la aparición de una nueva persona pueda cambiar la dinámica familiar o incluso “alejar” a su padre de ellos.

  3. Incomodidad con la nueva situación: Cuando se pierde a uno de los padres, es común que los hijos adultos también pasen por su propio duelo y, durante este proceso, aún vean a sus padres como pareja. Cuando uno de ellos intenta rehacer su vida, puede crear una disonancia emocional en los hijos, quienes no han llegado a procesar o a aceptar completamente el cambio.

  4. Preocupación por el bienestar de su padre o madre: Los hijos, en su afán de proteger, pueden temer que su padre o madre sea “lastimado” o que la nueva pareja no sea sincera en sus intenciones. Es una preocupación que, aunque puede ser honesta, a veces se mezcla con juicios y prejuicios.


Consejos para navegar esta situación

Tanto para quien ha perdido a su pareja como para los hijos, afrontar esta situación implica un gran esfuerzo de comunicación y empatía. Aquí hay algunos pasos que pueden ayudar a manejar las emociones y las expectativas:

  1. Comunicación abierta y honesta: Es esencial que quien ha perdido a su pareja hable sinceramente con sus hijos sobre sus sentimientos y su decisión de encontrar una nueva pareja. Explicar que la nueva relación no minimiza el amor que sentía por su pareja fallecida, sino que es una forma de sanar y continuar con su vida.

  2. Aceptar las emociones de los hijos: Para los hijos, ver a su padre en una nueva relación puede ser doloroso y confuso. Escuchar sus sentimientos sin juzgarlos ni tomar una postura defensiva puede ayudar a crear un espacio donde todos puedan procesar sus emociones.

  3. Buscar apoyo en la terapia familiar: En algunos casos, acudir a un terapeuta puede ser beneficioso para comprender mejor las emociones y lograr una comunicación efectiva. La terapia ofrece un espacio neutral para expresar el dolor, el miedo y los deseos de una manera segura.

  4. Reconocer los propios límites: Los hijos y quien ha perdido a su pareja deben reconocer que cada quien tiene su propio proceso de adaptación y aceptación. La persona que ha sufrido esta pérdida no debe sentirse presionada a tomar decisiones que vayan en contra de sus necesidades emocionales, y los hijos también deben permitirse el tiempo necesario para asimilar la nueva situación.


Libros recomendados

  • "Cuando el amor termina" de Alexander Levy: Un libro que explora el duelo y la reconstrucción de la vida después de la pérdida de un ser querido, ofreciendo herramientas para aceptar y comprender el proceso de sanar sin culpa.

  • "El duelo: Vivir, amar y superar la pérdida" de Jorge Bucay: Esta obra es una guía para entender el duelo desde una perspectiva humana, explorando cómo se puede seguir adelante sin perder el vínculo emocional.

  • "El hombre en busca de sentido" de Viktor Frankl: Aunque no es un libro específicamente sobre el duelo por una pareja, es una lectura poderosa sobre la capacidad humana de encontrar sentido en la vida, incluso después de grandes pérdidas.

  • "Un año para toda la vida" de Joan Didion: Un testimonio personal sobre el duelo de una pareja, que ayuda a comprender los sentimientos de quienes han perdido a un ser querido y cómo encuentran maneras de seguir adelante.

Aceptar que un ser querido quiera rehacer su vida amorosa después de una pérdida es un proceso emocional para toda la familia. Para quien ha perdido a su pareja, esta etapa puede ser un paso necesario hacia su bienestar, mientras que para los hijos, representa el reto de aceptar que sus padres también tienen derecho a la felicidad y la compañía, sin que esto signifique una traición al recuerdo del fallecido. Las relaciones familiares pueden fortalecerse cuando se permite que cada uno viva su duelo y su proceso de manera individual, sin juicios y con la disposición de comunicarse desde el amor.


En este tipo de situaciones, lo importante es recordar que el amor en la vida de alguien no se reemplaza, sino que puede crecer y encontrar nuevas maneras de existir. Cada quien lleva su duelo de una forma única, y entender que esta búsqueda de compañía no borra el pasado puede ayudar a aceptar la realidad y a construir una relación sana en el presente.

Con sinceridad y amor, Verónica.

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